El rechazo al presupuesto para la cultura y las artes de 2025 no solo perpetúa una visión sesgada de nuestra importancia, sino que ignora datos concretos que sustentan el valor tangible de este sector para la economía y la sociedad.
Las industrias creativas y culturales representan un porcentaje significativo del Producto Interno Bruto (PIB) de Chile. Según estudios, el aporte de estas actividades supera el 2% del PIB, generando empleo directo e indirecto para miles de personas y dinamizando economías locales y nacionales.
No es casualidad que iniciativas como los Programas de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras (PAOCC), que financian planes de gestión con presupuestos de $30 a $100 millones, y los Puntos de Cultura Comunitaria, con financiamiento de entre $5 y $20 millones, tengan un impacto directo en la cohesión social, el desarrollo comunitario y el acceso a la cultura en zonas que históricamente han sido postergadas.
En la región de Los Lagos, estos programas abarcan 19 PAOCC, 28 Puntos de Cultura Comunitaria y 39 bibliotecas públicas, todos contribuyendo a una visión descentralizadora y promotora de equidad territorial.
El trabajo cultural y artístico no es prescindible; es un motor esencial de desarrollo social y económico. Al rechazar el presupuesto, se margina un sector que no solo enriquece la identidad y diversidad cultural, sino que fortalece el tejido social y genera un efecto multiplicador en otras áreas, desde el turismo hasta la educación. Es hora de reconocer y valorar estos aportes con la seriedad que merecen.
Como representantes del sector, alzamos la voz no por romanticismo, sino por justicia y evidencia. No podemos permitir que se nos vea como un lujo cuando nuestra labor es, en esencia, un pilar de la sociedad y de la economía de Chile.