Las encuestas estimaban, entre otros aspectos, que Sebastián Piñera alcanzaría una votación que le permitiese mirar con cierta tranquilidad el balotaje, y por otro lado, que la distancia entre Guillier y Sánchez fuese amplia al punto que no cabría dudas respecto al grupo político que lideraría el futuro dentro de lo que es la centro izquierda.
Sobre este último punto, se evidencia uno de los aspectos más interesantes de esta elección. La ciudadanía le ofreció al Frente Amplio una oportunidad para distanciarse de las nefastas prácticas que en los últimos años se le reconoce a los partidos; conductas que a la larga han alejado a la ciudadanía de las urnas y explican la desconfianza que el ciudadano emite hacia la clase política.
Así entonces, y en función de lo que será el balotaje, los votantes del Frente Amplio debieran esperar que la toma de decisiones dentro del partido se haga con una mirada de futuro y no con la soberbia del éxito que significó el porcentaje obtenido y los escaños conseguidos en el Parlamento.
Si bien se sabe que los votos no son propiedad de los partidos políticos, la irrupción electoral que tuvo el Frente Amplio y la confianza que depositó más del 20% de la ciudadanía, lo ubica en un posición que hoy podría llevarlos a condicionar esta premisa. Lo anterior, en virtud que el Frente Amplio actualmente puede determinar quién llegará a La Moneda a partir de lo que es su apoyo expreso o su silencio.
La decisión que debe adoptar el Frente Amplio parece sencilla, sin embargo ésta no lo es. Lo anterior, en virtud que el apoyo electoral que recibió de la ciudadanía se hizo en función de ser un nuevo referente y no un continuador de la dinámica de gradualidad que caracterizó a la Nueva Mayoría. Sin embargo, el Frente Amplio también sabe, y a partir de los resultados del pasado, que el no apoyar explícitamente a Guillier homologa lo que hizo MEO cuando decidió no ofrecer su apoyo a Frei en la elección presidencial del 2009, lo que le abrió las puertas de La Moneda a Piñera.
Así entonces, el Frente Amplio, y a partir de lo que será su decisión, tiene la oportunidad de ser cualitativamente el partido más importante dentro de los próximos 4 años, ya que está en su poder no sólo condicionar la agenda política de los dos aspirantes a La Moneda, sino también determinar quién se sentará en el sillón presidencial.