El 18 de junio de cada año se conmemora el Día del Orgullo Autista, efeméride que busca crear conciencia de la diversidad de personas Autistas dentro de nuestra comunidad.
Soy mujer autista, madre de dos, profesora diferencial, trabajo en escuela rural y en la UACh de Puerto Montt. Fui diagnosticada incipientemente a los 8 años, pero formalmente a los 27 años. El viaje por la vida autista no es fácil, es un navegar por etiquetas sociales que acompañan toda la vida y marcan el andar.
En el pensamiento colectivo se tiende a asociar autismo a infancia, sin embargo, es una condición que es para toda la vida. Las transiciones en los ciclos vitales suelen ser difíciles, sobre todo si se requieren apoyos.
Creo firmemente que se necesitan más instancias en que se nos reconozca desde lo que somos, desde nuestras luchas y desaciertos, desde nuestras esperanzas y voces propias. La educación inclusiva tiene un rol fundamental en este aspecto, ya que tiene implicancia en disminuir y eliminar barreras para el aprendizaje y la participación (BAP), lo que se facilita al involucrar a personas que comparten el contexto y vivencian en carne propia aquellas barreras. Además, implica responder a la convención de los derechos de las personas con discapacidad y a la demanda de “nada sobre nosotros sin nosotros”, que promueve una inclusión verdadera…
Ser una profesora autista y muchas veces en situación de discapacidad no solo involucra el respeto de mi derecho a ejercer una labor profesional, sino también implica que mis estudiantes tengan la posibilidad de naturalizar la presencia de la diversidad desde la sala de clases y desde quien tiene algo que decir y que enseñar.
La comunidad autista, así como la de las de personas con discapacidad debe tener lugar en la mayor cantidad de espacios posibles. Debemos aprender unos de otros, los estudiantes deben saber que existimos profesores autistas, que ellos pueden perseguir sus sueños por sobre las barreras del entorno. La participación y contribución de la ciudadanía autista en todos los ámbitos del quehacer social, en una sociedad sin exclusiones, nos permitirá́ entender de mejor manera el autismo existente en la humanidad.