La detención de dos militares y siete funcionarios de aduana bolivianos por parte de Carabineros en las proximidades de Colchane ha tensado nuevamente las relaciones entre Chile y el país altiplánico. Las acusaciones mutuas relativas a que unos y otros ingresaron a sus propios territorios han servido tanto a Bolivia como a Chile no sólo para consolidar un período histórico de desavenencias, sino también para buscar el apoyo de sus propias comunidades nacionales a fin de aprovechar un mal entendido nacionalismo y de paso descomprimir los respectivos complejos ambientes políticos internos.
Esta instrumentalización nacionalista, común en Bolivia cada vez que sus autoridades necesitaban generar apoyos populares, hoy está siendo peligrosamente utilizada por Chile. Lo anterior, se refleja y ejemplifica en la decisión de La Moneda de no autorizar la visa para que Reymi Ferreira, Ministro de Defensa de Bolivia, visitara a los militares y al personal de aduana que se encuentra detenido en Alto Hospicio. En este sentido, y más allá de las razones que las autoridades chilenas han esgrimido, resulta importante señalar, y con independencia a que no existan relaciones diplomáticas entre Chile y Bolivia, que todos los Estados tienen el derecho de defender los intereses de sus nacionales en suelo extranjero, por lo que la postura de Bolivia de ir a conocer el estado jurídico de sus nacionales está basada en normas de derecho consuetudinario internacional y en elementos que están reconocidos en la Convención de Viena de Relaciones Diplomáticas; lo que ya son razones suficientes para permitir el ingreso del Ministro boliviano y así demostrar que Chile es un Estado responsable que no condiciona su estatus internacional en función de las irresponsables actitudes de autoridades extranjeras.
De este modo, y sabiéndose que la decisión del Estado de Chile de negar el ingreso al Ministro boliviano, así como la implementada en enero pasado relativa a exigir visado a los funcionarios diplomáticos altiplánicos, es una manifestación propia de los atributos soberanos que tiene un Estado, es que considero que éstas decisiones dan cuenta de una pésima estrategia política, especialmente si se considera la postura e imagen con la que Chile llega a los juicios que se tienen con Bolivia ante La Corte Internacional de Justicia, y por la cual Chile ha evidenciado una posición de rechazo hacia otro Estado, lo que no es propio de un país que está inserto en la comunidad internacional y que está dispuesto a resolver pacíficamente todas sus controversias no sólo desde el punto de vista del derecho, sino también que desde los hechos.
En consecuencia, y a la luz de lo que han sido los desencuentros entre Chile y Bolivia, es que me permito señalar que el ego y soberbia que han demostrado las autoridades chilenas ha llevado a que ellas se comporte tal como históricamente lo han hecho las autoridades bolivianas, lo cual es un grave error de nuestra Cancillería y que debe ser corregido a la brevedad.
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