Hace muchísimos años vi que el precio de la papa estaba descomunal; como por ahí había un par de hectáreas familiares que estaban a la mano, dije: ¿Por qué no siembro este maravilloso tubérculo y me lleno de plata? Lo que no preví fue que el precio de la papa es tan cambiante, que el resultado de mi incursión agrícola se fundió con la tierra ¡Me salía más caro cosechar la papa que dejarla en la tierra! Ni guardarla era buena idea. Triste historia de mi aventura con la papa que hasta el día de hoy la cuento en mis clases de economía. Pero, hoy está la papa guardar la papa; sin embargo, lo que muchos no saben es que es una práctica común que se realiza todos los años; así que no nos extrañemos ni rasguemos vestiduras de que eso sucede.
El Manual de cultivo de la papa en Chile, dice “Si bien el cultivo de papa se produce en todo Chile, desde Arica hasta la Provincia de la Antártica Chilena, la producción comercial se desarrolla principalmente entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos”. “Anualmente, se cultivan cerca de 50 mil hectáreas con papas, siendo el cuarto cultivo en superficie y el que tiene mayor número de agricultores (59.606 según el VII Censo Agropecuario), la mayor parte de ellos, pequeños agricultores. La producción es destinada casi totalmente al mercado interno”. La época de sembradío y cosecha es durante todo el año a lo largo y ancho de nuestro país.
La verdad es que no tenemos problemas de abastecimiento en Chile y solo la especulación justifica el alza sobre un 40% del precio, vivida en estos tiempos. Como dato, se ha comercializado un 12% menos de papas en el mercado (ODEPA).
Que no se produzca el desarrollo de un bien de Giffen.
El tradicional prototipo de un bien Giffen es el de las papas por los años de 1845 a 1849. Durante esta hambruna, el precio de las papas trepó debido a la escasez. Las familias resolvieron la reducción de su consumo de carne y empezar a consumir más papas. Igual, hay algunos estudios que dicen que estos bienes no existen. Aquí estamos hablando de una elasticidad precio de la demanda con pendiente positiva y que rompe la demanda negativa que presentan la mayoría de los productos en el mercado (esa donde el precio y la demanda se mueven en dirección contraria), entendiendo que en economía no solamente actúan las relaciones matemáticas, sino que asimismo las preferencias de las personas son vitales en esta dinámica. Si no coexistiera la subjetividad de variables como el gusto y las preferencias de las personas, estrictamente consumirían lo que mayor valor energético y nutritivo le facilite a el precio más bajo. Para evitar esto de los bienes de Giffen, ya se ven en las redes sociales movimientos, promoviendo el no consumo de la papa y la derivación a otros bienes que aportan iguales, mayores y/o mejores beneficios nutricionales. Hoy, está la papa consumir productos alternativos, a ver si así normalizamos el precio de la papa y ya, guardar papa, no será “la papa”.
El Llanquihue 02/09/2023