El reciente atentado perpetrado en Londres ha evidenciado lo ineficiente que ha resultado la lucha que occidente lleva en contra del islamismo radical. Esto es así, ya que el combate contra el flagelo se ha materializado desde una sesgada lógica militar, no encargándose de los razonamientos socioculturales sobre los que se construyen las posiciones de estos grupos. De esta forma, y en virtud de esta crítica, es que considero oportuno explicitar los argumentos que tuvieron y tienen los islamistas radicales para “justificar” sus acciones.
Durante siglos, algunos seguidores del Islam han entendido que occidente se ha convertido en una unidad cultural que ha mermado toda posibilidad de avance de sus propias sociedades. Esto, a partir de lo que son las intervenciones que occidente ha realizado en las regiones de Medio Oriente y el Magreb, y que radican, entre otras, en instrumentalizaciones políticas, definición de fronteras y prácticas colonizadoras. Todo esto ha evidenciado a occidente como una unidad político-cultural que ha generado divisiones dentro del Islam y ha motivado traiciones dentro de los propios colectivos musulmanes, generando –en consecuencia– las condiciones para justificar su destrucción. A partir de ello, existen grupos de personas que profesan el Islam y que entienden erradamente que la defensa de su conceptualización societal pasa por una configuración confesional de su sociedad y por la necesaria unidad de todas aquellas restantes sociedades islámicas, estableciendo a la destrucción de occidente como un factor constructor de una umma (comunidad islámica) y de un califato.
La imposibilidad material de conseguir este objetivo radica, en la visión de los islamistas radicales, por las acciones que occidente ha implementado en la región en donde el Islam se impone y por la cooperación que ellos han recibido por parte de gobiernos apostatas que han traicionado el mensaje establecido en El Corán.
De esta forma, el islamismo radical ha establecido que la búsqueda de sus objetivos debe hacerse de forma combativa, llegando incluso a plantear que la lucha ha de llevarse a cabo dentro de las fronteras de los Estados que han condicionado la fortaleza y unidad del Islam. Ante ello, y atendiendo a que el islamismo radical es una ideología que no reconoce fronteras y que alimenta sus posiciones a través de las acciones instrumentales que occidente ha implementado en las regiones en donde interviene militarmente, es que el islamismo radical se ha instalado como un agente activo de las relaciones internacionales al ser considerado como una amenaza global y como fuente inspiradora de la cooperación internacional a nivel militar.
Ante esto, y en virtud de la participación de Gran Bretaña en lo que fueron las intervenciones militares en Siria, así como el apoyo histórico que Londres ha brindado a Washington en buena parte de sus medidas militares y estratégicas en las zonas, es que el Reino Unido se ha convertido en uno de los blancos más importantes de los islamistas radicales.