En la actual dinámica del sistema internacional, y producto de la situación en la península coreana, la amenaza de una confrontación que integre el uso del arma nuclear está muy vigente, monopolizando y reduciendo la discusión relativa a lo que una amenaza a la paz refiere. Quizás por ello, es que el Día Internacional de la Paz, y que se celebra a nivel mundial cada 21 de septiembre, alcance este año una especial importancia, ya que invita no sólo a reflexionar respecto a la amenaza norcoreana, sino también a no olvidar y a combatir los múltiples factores que configuran una amenaza a la paz, tales como la pobreza y el no respeto a los derechos humanos, entre otros. En ese sentido, y en atención a la campaña 2017 promovida por Naciones Unidas respecto al día internacional de la paz y que se titula “Juntos por la paz: respecto, seguridad y dignidad para todos”, la organización internacional estableció que la discriminación en contra de migrantes y refugiados es un factor que no sólo conjuga elementos asociados a la pobreza y a la violación a los derechos humanos, sino también es una actitud que daña la democracia, genera desconfianza y amenaza la convivencia social. Ante ello, Naciones Unidas ha invitado a los Estados a generar oportunidades de integración en favor de los refugiados y los migrantes, estableciendo la necesidad de combatir, a través de la educación, aquellas consideraciones que instalan a los refugiados y migrantes como amenazas a la seguridad física, social y económica de los nacionales de los Estados receptores.