Este 19 de abril pasará a la Historia como el día del primer vuelo controlado de una aeronave en otro planeta. Un logro impresionante, si tomamos en cuenta que hace “apenas” 117 años se registró el primer vuelo tripulado en el mundo, obra de los hermanos Wright. Pero cuando nos enteramos de las dificultades técnicas que hubo que sortear, esta hazaña roza lo increíble.
En febrero de este año llegó a Marte el robot explorador Perseverance, luego de casi siete meses de viaje.
Perseverance tomará el relevo del robot Curiosity, el cual ha estado en el planeta rojo desde el 2012, tiempo en el que no solo nos ha maravillado con sus imágenes y videos en alta resolución de la superficie marciana, sino que también ha desarrollado una gran cantidad de experimentos para conocer la estructura de Marte y para responder la gran interrogante acerca de si alguna vez existió vida en dicho planeta.
Gracias a su tecnología de punta, Perseverance permitirá desarrollar una gama aún mayor de experimentos que su antecesor. Pero lo que llama más la atención es el pequeño helicóptero que lo acompaña en esta odisea. Se trata de Ingenuity (ingenio, en español), el cual se convirtió este lunes en el primer aparato en volar en otro planeta.
Pero volar en Marte no es una proeza menor. La tenue atmósfera marciana hace que la sustentación – fuerza que levanta al helicóptero– sea 100 veces menor que en la Tierra. Por otro lado, la menor velocidad del sonido en el aire de Marte impide que las aspas giren muy rápido –lo que contrarrestaría la baja fuerza de sustentación–, ante el riesgo de que la onda de choque generada al romper la barrera del sonido dañe
la estructura de la nave. Peor aún, la separación entre la Tierra y Marte hace que cualquier comando enviado desde la Nasa tarde varios minutos en llegar a la nave, debido a la “lentitud” de la velocidad de la luz para recorrer distancias interplanetarias.
¿Cómo se solucionaron estos inconvenientes? Se diseñó una nave liviana (1,8 kg) y pequeña (49 cm de altura) con aspas de 1,2 metros de largo, las cuales giran a una velocidad óptima para no romper la barrera del sonido. Ingenuity también tiene la capacidad de tomar decisiones propias, como el control de su temperatura. En su interior cuenta con instrumentos para realizar distintas mediciones, además de un especial detalle: un pequeño trozo de tela perteneciente al avión de los hermanos Wright.
Este vuelo de prueba inicial duró tan solo 39 segundos, pero que fueron suficientes para abrir todo un mundo de posibilidades ante futuras misiones espaciales. Si jugamos un poco con los nombres de estos maravillosos robots, podemos decir que fue la curiosidad la que nos motivó inicialmente a explorar nuestro vecindario espacial. Luego fue la perseverancia la que nos ha permitido continuar, a pesar de las dificultades, las cuales hemos podido superar con éxito gracias al incansable ingenio humano.