Mucho más que en la ciudad, en los ámbitos rurales el agua -como recurso paisajístico- es gravitante en la configuración del espacio. Aprovechar el agua como elemento imprescindible en favor de la vida reclama sabiduría e ingenio. El adecuado manejo del agua como preciado recurso natural instaura una estrecha forma de relación entre las comunidades que dependen de su acción benéfica, expresada en los molinos. En Chile, este singular patrimonio hidráulico puede ser reconocible en localidades tan distantes y diversas como Pañul, La Unión, Chiloé y otras.
Al margen del nivel de reconocimiento que han logrado en su manifestación material, los molinos chilenos se han convertido en importantes agentes de subsistencia en ciertas localidades. Pero también se manifiestan en la dimensión inmaterial: inciden en grado importante en el ámbito de la economía campesina, en la tradición local, en su historia y, sobre todo, en su identidad. La suma de estas cualidades les torna atractivos tanto para especialistas como para un público sensible que aún los valora.
Es en ese marco en el que se desarrolla la exposición “Molinos de agua en Chile: Vestigios patrimoniales de una artesanía extinta”. La muestra se podrá ver entre los días 18 de marzo al 8 de abril de 2017 en el centro cultural “Lucarna_artecontemporáneo”, que funciona en dependencia del Molino de Agua perteneciente al Museo Colonial Alemán de Frutillar de la UACh.
La exposición está destinada a público general y se enmarca en un proyecto Fondart N° 212571, en la línea de difusión de patrimonio cultural. La entrada es liberada.