En el contexto de restos arqueológicos descubiertos por vecinos durante la tarde del lunes 16 de octubre 2023 en la población Río Mar, del sector de Chamiza, en Puerto Montt, la Escuela de Arqueología de la Universidad Austral de Chile Sede Puerto Montt se hizo presente en el lugar para rescatar lo más rápidamente posible los restos bioantropológicos ubicados dentro de un conchal, con los cuidados y metodologías arqueológicas correspondientes.
Todo ello fue posible gracias a la rápida coordinación entre la Delegación Presidencial de Los Lagos, la Dirección Regional de Los Lagos del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural (Serpat) y la Universidad Austral de Chile (UACh) Sede Puerto Montt, así como el apoyo de Carabineros que custodió el lugar del hallazgo. Los restos que terminaron de ser levantados la tarde del miércoles 18 de octubre, fueron trasladados a dependencias de la universidad.
Según indicó el profesor Simón Sierralta, quien fue uno de los primeros docentes en llegar al lugar, junto con Constanza Cortés, Directora de Escuela de Arqueología, y que continuaron junto a otros docentes trabajando en el lugar los primeros días de esta semana, los restos humanos encontrados corresponden “evidentemente un contexto prehispánico. Nosotros identificamos que este individuo está sepultado en un conchal, y descartamos que haya asociación con elementos más recientes. En el litoral de la región de Los Lagos muchas veces los conchales incluyen inhumaciones. Los restos están dispuestos en una posición que muestra intencionalidad en el entierro: la persona está con las extremidades flectadas y de costado, y probablemente estuvo en cuero u otro tipo de material, lo que es el patrón funerario más común en esta zona.”
Así también, destacó el profesor Sierralta, que “los arqueólogos registramos el contexto, es decir buscamos entender las asociaciones entre los distintos elementos que componen los hallazgos. Este lugar no es solamente un sitio funerario, pues se registra un conchal que es resultado de las actividades un campamento habitacional. Entonces lo que hay son desechos domésticos, como conchas de los mariscos que la gente consumía, restos de peces y de mamíferos. Estos aparecen tanto encima como bajo el contexto funerario y también mezclado en la tierra que lo estaba cubriendo. Además de eso encontramos un poco de cerámica, fragmentos de artefactos líticos (instrumentos de piedra) y un instrumento hecho en hueso de mamífero marino, una especie de espátula.”
También explicó el profesor que falta mucho por estudiar, en esta etapa se hacen los registros de campo y hay otras cosas que se pueden saber con los estudios a futuro, como la antigüedad exacta, las especies de animales consumidos, la dieta de la persona, si tuvo patologías, entre otras.
Los integrantes de la Escuela de Arqueología UACh trabajaron en turnos muy intensos, para evitar que los huesos se deterioren por el medio ambiente o el contexto, de estar expuesto a orillas del camino, sólo el día 18 de octubre fue finalmente destapado y se realizó un intenso trabajo para retirar los huesos con la expectativa de el traslado esa misma tarde al Laboratorio de Conservación de la Patagonia UACh, lo que se cumplió, donde el conservador Dr. Iván Maureira puede prepararlos para su conservación.
Estos restos serán estudiados de manera colaborativa con docentes y estudiantes para conocer más detalles de esta persona prehispánica. Al respecto el docente Arturo Sáez, antropólogo físico, adelantó alguna interesante información para conocer mejor la persona allí enterrada, “son los restos esqueletizados de un cuerpo de un individuo de sexo masculino, hay varios indicadores que nos permiten sostener esa idea, la forma del hueso coaxial -la pelvis y la cadera- tiene toda la morfología de un individuo masculino, la robustez y ciertas formas de los huesos, que son largos y gruesos.” El profesor proyectó que probablemente la edad de esta persona pudiera rondar por los treinta años por la salud que presentan las articulaciones, “no se ven lesiones que se empiezan a acumular después de los cuarenta años en población preindustrial, producto de las condiciones de salud y de trabajo, como artritis, artrosis, por ejemplo.”
Lamentablemente la parte de la cabeza fue destruida involuntariamente por quienes excavaban el lugar para sacar tierra, por lo que se carece de algunas osamentas para conocer a futuro otros detalles, como la dentadura.
Por su parte el estudiante de quinto año de Arqueología UACh, Eduardo Álvarez, destacó que “estas posibilidades como estudiante son súper importantes porque me permiten dos cosas, una validar lo que ya sé y dar cuenta con la experiencia de los profesores de que algunas asociaciones a nivel arqueológico que estoy haciendo están bien y eso igual me da confianza como profesional. Además, aplicar finalmente la teoría a la realidad -porque uno ve todo esto en libros, fotocopias, en PDF-, es muy diferente cuando uno está acá y experimenta la fragilidad del hueso, por ejemplo. Es súper enriquecedor como futuro profesional poder vivir esta experiencia así y que ojalá pase más seguido.”