El ambiente marino de la Patagonia es altamente vulnerable al cambio climático y también a las actividades productivas como la acuicultura. La sinergia de estos dos grandes moduladores puede llegar a ser la “tormenta perfecta” para el medioambiente acuático, lo que indudablemente es de gran preocupación para la sociedad, los actores políticos y la comunidad científica.
La posible expansión de la salmonicultura a las prístinas y saludables aguas de la Región de Magallanes y Antártica Chilena, nos lleva a preguntarnos cuáles son las enseñanzas que hemos aprendido desde otros lugares de Chile. Desde esa perspectiva, lo que ha sucedido en la Región de Los Lagos otorga información de lo que podría llegar a ocurrir en el extremo sur del país.
Uno de los efectos observados del cambio climático en Los Lagos ha sido la disminución de caudales de grandes ríos en los últimos 80 años, lo que ha significado una menor influencia de agua dulce de temperatura baja. Paralelamente, allí también se han registrado efectos anómalos del clima que determinaron cambios oceanográficos y repercutieron finalmente en el desarrollo de floraciones algales nocivas durante el verano del 2016. Sumado a lo anterior, ya han sido reportadas las consecuencias para el ambiente acuático de la acuicultura, tales como el exceso de fármacos y nutrientes en agua, cambios en las características químicas del sedimento, presencia de parásitos, entre otros.
En el caso de Magallanes, a la fecha, uno de los efectos del cambio climático observados es una mayor influencia de agua dulce debido al derretimiento de glaciares en los fiordos, que podrían llevar a un proceso de desalinización de las aguas superficiales. Desde esa lógica, surgen dos grandes preguntas: ¿Cuáles son los efectos de este aporte de agua dulce al mar interior de la región y cuáles serán las respuestas de microbios nocivos para la salud humana frente a anomalías del ambiente modulados por estresores externos?
Frente a este escenario múltiple, surge la urgencia de que la Región de Magallanes y Antártica Chilena se enfoque en la preservación del sistema acuático y de manera simultánea comience con una recopilación y sistematización de información científica de base de procesos del clima, de la hidrología y de la oceanografía de la zona.
Bajo esta filosofía, es imprescindible el planteamiento de líneas estratégicas, como la creación de alianzas para potenciar la investigación y obtener líneas bases. Es fundamental realizar un levantamiento de información en Magallanes que combine parámetros sociales, económicos y de medioambiente para contribuir al manejo saludable de los ecosistemas marinos y terrestres.
El Estado debe tener una mirada integradora y de complejidad frente a las perturbaciones antrópicas posibles de afectar el territorio.