El inicio del año escolar viene acompañado inevitablemente de pruebas en la asignatura de Matemática. Para algunas/os estudiantes lo anterior supone una situación complicada, pues se olvidan, por ejemplo, de aquellas operaciones que habían realizado algunos días antes, y de las cuales estaban bastantes seguras/os. Si eso te suena familiar, podrías sufrir de ansiedad hacia la Matemática. En palabras simples, la ansiedad es una reacción nerviosa a los eventos que causan excesiva inquietud y aprensión. Distintas situaciones pueden desencadenar ansiedad —e.g., nuevo colegio. Cuando se trata de ansiedad, la Matemática parece ser especial. Una explicación para lo anterior puede ser la mentalidad.
Mucha gente cree que las habilidades matemáticas están determinadas dicotómicamente; o eres una persona matemática o no lo eres. Esta falsa creencia sostiene que alguien debe ser extremadamente talentosa/o para obtener buenos resultados. Al contrario, una mentalidad de crecimiento puede contrarrestar la ansiedad hacia la Matemática. Esta idea sostiene— en general— que con suficiente esfuerzo, la habilidad en cualquier área se puede aprender.
Desde la UACh, que forma parte de la Corporación Puerto Montt Superior, sugerimos algunas formas de ayudar a las/os estudiantes a crecer pensando en la Matemática como algo usual. Algunas madres y/o padres hacen una rutina de leer cuentos por la noche, ¿Por qué no hacer lo mismo con la Matemática? La idea de esto es hacer que estudiantes y adultos hablen acerca de ella de una forma sin presión. Por ejemplo: “en un asado se cuentan 20 ojos, suponiendo que cada persona tiene dos ojos, ¿cuántas personas hay en el asado?” Otra forma es reformular el miedo a la Matemática, animando a las/os estudiantes verla como un reto, no como una amenaza.
Un problema común con la ansiedad por la Matemática es que los/as estudiantes afectados evitan carreras que usan la Matemática. Pero eso no es cierto para todos. Virginie Charette, matemática en la Universidad de Sherbrooke en Quebec, Canadá, quién lidió con su propia ansiedad ante la Matemática, y el autor de esta columna demuestran que nunca es demasiado tarde para encantarse con esta ciencia. Si nosotros pudimos, ¡tú también puedes!