Experimentos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile revelaron que, en la Antártica, los anfípodos -conocidos comúnmente como pulgas de mar y cuya importancia es fundamental para la dieta de peces antárticos- podrían no adaptarse al cambio global.
La investigación, que se desarrolló en el marco de la Expedición Científica Antártica (ECA) 54, fue liderada por el investigador de Centro IDEAL, académico del Instituto de Acuicultura de la Universidad Austral de Chile Sede Puerto Montt, Dr. Kurt Paschke.
Con el objetivo de estudiar la fragilidad con la que estos crustáceos enfrentan el cambio global y las repercusiones que puede tener para otras especies de la Antártica, el Dr. Paschke junto al investigador de la Facultad de Ciencias UACh, Dr. Luis Vargas-Chacoff, el asistente de investigación Alejandro Ortiz y la estudiante del Doctorado en Ciencias de la Acuicultura de la UACh Sede Puerto Montt, Julia Saravia, realizaron experimentos donde sometieron a los anfípodos a diversas temperaturas.
“Los anfípodos son crustáceos que viven asociados a piedras, rocas y algas. Cuando los hielos se derriten, se ven expuestos a un cambio de la salinidad del agua donde viven”, explica el Dr. Paschke.
Para los experimentos, el equipo del Centro IDEAL UACh trabajó con Gondogeneia antarctica, anfípodos que juegan un rol clave en las tramas tróficas del continente blanco, pues son presas de diversos animales. Tras ser recolectados en Bahía Fildes, los crustáceos fueron expuestos a temperaturas de 2, 5 y 8 C°. A 5 y 8° C, el aumento en metabolismo indica condiciones altamente estresantes. Al someterlos a una temperatura de 11 grados C°, ninguno sobrevivió un día completo.
El grupo de trabajo también realizó una comparación entre los crustáceos y los peces antárticos. “Los anfípodos resultaron ser más sensibles que los peces, en particular que el Harpagifer antarcticus, su principal depredador”, asegura y agrega que los peces toleraron hasta 11 °C durante diez días. Sin embargo, todos los anfípodos murieron al someterlos a esa temperatura.
Paralelamente, se detectó que la combinación de baja salinidad y alta temperatura afecta considerablemente a la especie. Condiciones de incremento de temperatura, derretimiento de hielo e ingreso de agua dulce serían lapidarias para los pequeños animales.
Por último, las tramas tróficas superiores de los sistemas antárticos también podrían verse afectada. Los depredadores que se alimenten de estos anfípodos podrían también tener más problemas con el cambio global: es posible que se vean en la necesidad de buscar otros alimentos.
Foto: Gondogeneia antarctica, Fotografía de Ignacio Garrido.