Se señala en el proyecto que postula la creación del nuevo Ministerio de Agricultura, Alimentos y Desarrollo Rural, el tener como finalidad “fortalecer la institucionalidad del Ministerio, modernizarlo y adaptarlo a los desafíos futuros del país, promoviendo un sistema agroalimentario, pesquero, acuícola y forestal competitivo y sostenible, comprometido socialmente, que sea base del desarrollo regional y rural”, y que “la agricultura Chilena debe desarrollarse y crecer en base a la demanda nacional e internacional por alimentos, por lo que una modernización del Ministerio de Agricultura sería indispensable para lograr afianzar y consolidar la actual participación de Chile en los mercados internos y mundiales de alimentos”.
Aun cuando la propuesta está principalmente centrada en el quehacer de la actividad agropecuaria, es interesante constatar que finalmente el Estado parece hacerse cargo de la inocuidad alimentaria también a nivel nacional y no solo hacia los productos de exportación. Aspecto que si bien es cierto, es responsabilidad del Servicio Nacional de Salud, son temas transversales que involucran a una serie de instituciones con normativas que muchas veces en vez de agilizar los procesos los entrampan, pero la pregunta es ¿Se requiere de un gran mega-Ministerio para resolver este tema?
Este gran mega-Ministerio propuesto incorpora a la actual Subsecretaría de Pesca y Acuicultura que hoy están bajo el alero del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo y crea la Subsecretaría de Agricultura, Alimentos y Desarrollo Rural, la que mantiene al sector Forestal bajo su organización, el que por su parte , reclama la necesidad de contar con una subsecretaría propia, dada la envergadura de la actividad y de los desafíos actuales y futuros.
Al leer la propuesta en detalle, se puede evidenciar que quienes hayan elaborado el documento, desconocen profundamente el quehacer y dimensiones del sector pesca-acuicultura. De hecho, cada uno de estos rubros tiene necesidades y problemáticas totalmente distintas, aun cuando ambas son productoras de alimento. Es así que en el conversatorio sostenido el miércoles 24 de junio, convocado por AmiChile, en el que participaron entes públicos y privados relacionados con el sector acuícola, quedó en evidencia que la propuesta de este mega-Ministerio genera una serie de interrogantes y pone en duda que realmente pueda tener un funcionamiento ágil y efectivo como se plantea, considerando que incorporaría actividades productivas y económicas relevantes y diversas, con una serie de problemas pendientes aun por resolver.
Chile se vislumbra como una potencia alimentaria a nivel mundial y está claro que debe estar a la altura de los países a los cuales les exportamos alimento, pero este mega-Ministerio no resuelve el problema. Antes de 1979 el sector pesca estaba en la división de Pesca y Caza del Servicio Agrícola y Ganadero, pero hoy pesca-acuicultura es la tercera actividad económica en el país, y no es posible pensar en una “vuelta a casa” en los términos que se señalan en el documento en cuestión. Primero, debemos ordenar la institucionalidad del sector pesca-acuicultura considerando las necesidades y realidad de cada actividad, antes de pensar en un traspaso de esta subsecretaría hacia el nuevo Ministerio de Agricultura. Sin embargo, a entender de muchos gremios sectoriales, dada la envergadura e importancia del sector pesca-acuicultura para nuestro país, en términos de exportaciones, ingresos de divisas, empleos asociados e importancia geopolítica, este sector merece un ministerio propio, tal cual se observa en países que son potencias pesqueras y acuícolas.
Bajo este escenario, y a entender de varios gremios, el modelo noruego es el que mejor se adecuaría a la realidad nacional, país que cuenta con un Ministerio de Pesca desde 1946, y que en 2004 crea la Autoridad Noruega de Seguridad Alimentaria – Norwegian Food safety Authority (NFSA), entidad que tiene como misión velar por la seguridad alimentaria y el bienestar animal. La responsabilidad administrativa y presupuestaria general de la NFSA recae en el Ministerio de Agricultura y Alimentación, y las funciones se llevan a cabo en un marco definido por el parlamento noruego y los tres ministerios integrantes: el Ministerio de Agricultura y Alimentación, el Ministerio de Salud y Servicios de Salud y el Ministerio de Comercio, Industria y Pesca. La NFSA no tiene intromisión en los asuntos particulares de cada ministerio que la conforman.