La Salud Mental es un ámbito específico de la Salud: se puede cultivar, promover y desarrollar o bien dañar, afectar y reducir. De allí desciende, la necesidad de conocer los factores protectores y de riesgo que la impactan, sus definiciones centrales y sobre todo sus vínculos con el bienestar humano. Sobre esas definiciones, el desafío de los miembros de una comunidad de personas consiste hacer funcionar esos conocimientos desde la experiencia y el saber técnico y a la vez articularlos dentro de una trama social y comunitaria.
Pero esto último, puede ser complejo de realizar en un contexto de crisis, ya que cuando ésta abarca a todo un territorio, escuchar el sufrimiento emanado de esa situación de emergencia o desastre es más indeterminado y confuso, pues quien interviene también ha vivido, generalmente –de forma directa o indirecta- las consecuencias próximas de esa situación.
De allí que sea necesaria una estructura, al menos básica, que determine cuándo escuchar, cómo escuchar, quiénes pueden escuchar y quiénes necesitan ser escuchados. En ese sentido, la formación de respondedores en emergencias y/o desastres permite acompañar a otros, sin desatender a la necesidad territorial, incorporando aspectos de orden y estructura que organizan la provisión de ayuda suplementaria en materia de Salud Mental.
Y respondedores, somos potencialmente todos: profesionales y no profesionales; todo aquel que pueda realizar acciones de ayuda a otros, en una situación de emergencia y/o desastre y que cuenta con recursos propios que coloca voluntariamente a disposición de su comunidad. Dichos recursos propios, requieren generalmente ser orientados por espacios breves de capacitación que visibilizan su alcance, su posible relación con la emergencia y también su delimitación.
En una crisis, el acompañamiento de los respondedores determina crucialmente cómo una población, se repone de una situación de emergencias, ya que estos comparten activamente la tarea de fomentar los espacios para pensar y actuar constructivamente “con” y “en” la crisis, con los expertos del territorio. En ese sentido, responder es un derecho: derecho a hacerse parte de la Salud Mental y ayudar a reconstruirla.