En el Aula Magna II del Campus Pelluco de la Universidad Austral de Chile (UACh) en Puerto Montt, se realizó la entrega del informe científico que contiene un conjunto de indicadores ambientales que permitirán estimar, regular y controlar los impactos negativos a nivel ecosistémico de la salmonicultura en los mares del sur de Chile.
La iniciativa es una colaboración entre el Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (INCAR) y WWF Chile, y en el desarrollo del texto participaron más de 30 científicos de diversas instituciones vinculadas a la ecología y oceanografía de ecosistemas marinos y gestión ambiental de la acuicultura. Entre ellos, la investigadora del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) y académica del Instituto de Acuicultura de la UACh, Sandra Marín.
El objetivo del documento es contribuir a la implementación de un enfoque ecosistémico a la acuicultura, estrategia que se guía por los principios de preservación de los ecosistemas, equidad en el acceso y uso de los beneficios económicos de la actividad y la integración y equilibrio con otros usuarios del ecosistema.
“En específico mi contribución fue presentar los atributos del Indicador que hemos estado usando en la caracterización del estado ecológico del sistema bentónico de áreas con distinta influencia de la salmonicultura de manera que pueda ser analizada la posibilidad de incorporarlo en la normativa que regula el desempeño ambiental de la acuicultura. Todo esto en base a las investigaciones que hemos realizado. Sin embargo, nuestro rol también es identificar lo que falta aún para que el indicador sea incorporado en la normativa”, explicó la investigadora Sandra Marín, cuya presentación se basó en el estado de las comunidades bentónicas.
“El informe es un esfuerzo por generar una propuesta de unidades /cuerpos de agua relevantes, donde se plantea monitorear una serie de indicadores de presión desde la actividad salmonera y de respuesta del ecosistema, en un sistema de información abierto y transparente que permita mejorar significativamente la gestión del sector a través de análisis de riesgo, a la vez que se informa a la sociedad en su conjunto”, explicó la investigadora principal del programa integrativo del Centro INCAR, Dra. Doris Soto.
El impacto de la acuicultura sobre los ecosistemas es un asunto que ha despertado la preocupación de tomadores de decisión a nivel mundial. Tanto es así que, el año 2018, la FAO propuso una serie de definiciones de trabajo para abordar la gestión de tales unidades ecosistémicas, con el nombre de Áreas de Manejo Acuícola (AMAs), definidas como cuerpos de agua compartidos, o partes de ellos, en donde todos los operadores acuícolas implementan (por normativa y/o por cooperación) ciertas prácticas de gestión o códigos de conducta que minimicen los impactos generales y acumulativos de sus actividades colectivas sobre el ecosistema.
“El trabajo de WWF Chile en el ámbito de la acuicultura se enfoca principalmente en eliminar o reducir al mínimo posible los impactos de esta actividad sobre ecosistemas marinos frágiles y únicos como los del sur del país. En esta línea, el implementar un enfoque ecosistémico es una necesidad urgente, así como contar con más y mejor información científica que apoye la toma de decisiones con una mirada de sustentabilidad y permita también avanzar en transparencia hacia las propias comunidades locales impactadas por la industria”, explicó María Jesús Gálvez, encargada de Acuicultura de WWF Chile.