La aprobación por parte de la Cámara de Diputados de la reforma constitucional que autoriza el retiro de hasta el 10% de las pensiones significó no sólo una dura derrota legislativa para el oficialismo y una caída en el liderazgo del presidente Piñera dentro de su propio sector, sino también una nueva razón para aumentar el desprestigio de la clase política.
Esto es así, ya que ante la inminente aprobación del proyecto opositor relativo al retiro de fondos, y después de reunirse con los Partidos Políticos de Chile Vamos, el presidente presentó un proyecto de ley que buscó encauzar la decisión de aquellos diputados oficialistas que habían anunciado con anterioridad apoyar el proyecto de reforma.
Con esto, quedó en evidencia que el proyecto de ley del gobierno no tenía como objetivo primario favorecer a un sector que ha estado olvidado de las medidas económicas adoptadas durante la pandemia, sino evitar el éxito del proyecto opositor, demostrándose una lamentable instrumentalización del bien común al postergar un análisis oportuno del bienestar de la clase media en favor de la defensa de un modelo que está en crisis.
Ante esto, y en función del oportunismo y la mala calidad del proyecto que presentó el gobierno, resultaba lógico que los diputados oficialistas que habían comprometido el apoyo al proyecto opositor mantuvieran su decisión, evidenciándose una importante merma del liderazgo del presidente Piñera en su propio sector.