¿Han presenciado alguna vez a un Adulto Mayor (AM) con mareo o vértigo? ¿Cómo reaccionarían ante esta situación?, quizás quieran limitar sus actividades para evitar posibles caídas o buscar sus medicamentos para la presión arterial. Tal vez lo vean como un síntoma más producto de la vejez, pero como familiares o cuidadores, muchas veces no le damos mayor importancia, considerando que después de los 65 años, existe una elevada prevalencia de anomalías para este grupo de edad, sin embargo, ese leve mareo o vértigo ¿será realmente algo benigno y pasajero?, ¿Cuáles son las consecuencias de no tratarlo?
Con la tercera edad, muchos factores propician que los mareos y el vértigo sean más frecuentes. Los AM son más propensos a consumir medicamentos que pueden causar mareos y los órganos que intervienen en el equilibrio (oído interno), funcionan de una forma menos eficaz.
Aunque estos síntomas son desagradables a cualquier edad, los AM tienen mucho más riesgos de sufrir caídas cuando están mareados. Incluso aunque no caigan, su temor a sufrir caídas a menudo afecta significativamente su capacidad para realizar actividades diarias. Alrededor de un tercio de las personas mayores de 65 años sufre una caída al menos una vez al año y esta cifra se incrementa a 50% cuando la edad supera los 80 años.
La Audiología, como subdisciplina de la Fonoaudiología, entrega al servicio de la comunidad, las competencias necesarias para la evaluación y tratamiento de estos síntomas, permitiendo mensurar objetivamente el riesgo de caída y la progresión del paciente frente a su terapia, ya sea a través de maniobras de reposición otolíticas y/o ejercicios de Rehabilitación Vestibular, las cuales buscan mejorar la estabilidad durante la deambulación, mejorar su habilidad para ver claramente durante los movimientos cefálicos, mejorar su nivel de actividad, su vida social y disminuir su inestabilidad.
Debido a la contingencia sanitaria, la prevención es nuestra mejor terapia, cuidemos de nuestros AM, en lo posible realizar ejercicios acordes a las limitaciones físicas les permitirá aumentar los rangos de movimientos, mejorar el control postural y reducir el miedo de caídas.