“Nadie estaba preparado para una pandemia”, ha sido una de las frases más repetidas en todo ámbito profesional durante este año. Es que la llegada de los primeros casos de COVID-19 en el mes de marzo y su constante evolución en cifras de contagios y lamentables fallecidos, desplegó toda una nueva forma de vivir y relacionarnos con nuestro entorno.
Así, todos los trabajadores de la salud en Chile se constituyeron como una “primera línea” ante la pandemia de este nuevo virus, donde la capacidad de adaptación ante una nueva amenaza sanitaria se puso a prueba contrarreloj.
Para Francisca Soto Cárcamo (23), la situación la encontró como recién egresada de la carrera de Fonoaudiología, y luego como profesional integrada al 25 de mayo en el Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital de Puerto Montt Dr. Eduardo Schütz. En el servicio público, Soto se desempeña en labores orientadas a la rehabilitación de pacientes que presentan alteraciones neurológicas, principalmente en problemas en la deglución, lenguaje y el habla.
La fonoaudióloga UACh atiende tanto a pacientes recuperados como a casos activos de COVID-19, en las unidades de Paciente Crítico (UPC) y de Tratamiento Intensivo (UTI) respectivamente. “Partimos a las 08:00 am, a las 8:30 subimos a los pisos, a las 09:00 horas se atienden los primeros pacientes del sexto piso (UPC), que son nuestras primeras rehabilitaciones. Al final de la jornada atendemos a los pacientes COVID positivos para evitar la contaminación cruzada y el contacto entre un paciente sano y uno enfermo”, relata la profesional sobre su rutina diaria.
En tanto, Constanza Ovando Riffo (29) se desempeña a varios kilómetros de la capital regional, específicamente en el Hospital de Pitrufquén en la Región de La Araucanía. Allí, la ex estudiante de Tecnología Médica realiza atenciones en la sección de Oftalmología, mención en la que se especializó en la UACh Sede Puerto Montt.
Ovando comenta que no trabaja en primera instancia con pacientes positivos a coronavirus, y sin embargo, ha tenido que reestructurar sus protocolos de atención, al igual que todas las áreas del recinto hospitalario. Sobre los primeros días de atención bajo la emergencia, la profesional explica que, “comenzamos viendo pacientes cada una hora, y también empezamos a disponer de atenciones en terreno para evitar que los usuarios se acerquen al hospital, y así acercarnos nosotros a sus hogares”.
Desde otra área, Gabriela Muñoz Yañez (32) cuenta que se sumó a la Red de Voluntarios de Primeros Auxilios Psicológicos del Servicio de Salud del Reloncaví en julio pasado, como una invitación del Magister en Psicología Clínica de Adultos que imparte la UACh Sede Puerto Montt. Desde ahí entrega atención y apoyo a usuarios de las residencias sanitarias de la región, junto a otros profesionales a través de la vía remota.
“En esta red hay psicólogos voluntarios, también psiquiatras y personas encargadas del Servicio de Salud que van coordinando directamente con las residencias. Por ejemplo, a los voluntarios nos llegan los antecedentes de los pacientes a través de una de las profesionales, nosotros hacemos el contacto con ellos, y luego remitimos una ficha donde se consigna toda la atención; lo que se desarrolló, antecedentes generales, familiares, de salud previos, si hay redes habilitadas, entre otros aspectos”, comenta Muñoz.
Atención en tiempos de coronavirus
En la localidad de Pitrufquén, ubicada a unos 30 kilómetros de la ciudad de Temuco, Constanza Ovando explica que, al detectar un examen positivo, se activa la red asistencial y se deriva el caso a la capital regional. Sin embargo, los resguardos no terminan ahí, ya que gran parte de los pacientes que atiende en su área pertenecen al Plan GES.
“Nosotros iniciamos una especie de plan piloto para volver a atender con cierta normalidad. Desarrollamos atenciones en terreno, ya que un gran porcentaje de nuestros usuarios son pacientes GES mayores de 65 años, que en su mayoría tienen enfermedades como diabetes, asma, u otras patologías crónicas. Entonces, revisamos que los CESFAM, CECOSF, y las postas rurales, cumplieran con las condiciones sanitarias que solicitamos. Así se hizo atención en terreno durante todo el mes de junio, lo que implicó adicionar colegas para poder resolver ese tema”, añade Ovando.
En tanto, Francisca Soto en Puerto Montt, comenta que la atención en Fonoaudiología apunta principalmente a la rehabilitación de pacientes en aspectos como evaluación y tratamiento principalmente en disfagia y disfonía post extubación, tanto con quienes provienen de la Unidad de Paciente Crítico como en la asistencia a pacientes en la UTI médica.
Sobre la demanda que implica enfrentar una emergencia sanitaria como profesional, Soto comenta que “es un salto super grande, pero la verdad no me costó tanto adaptarme porque mi internado clínico fue en esta misma unidad, así que conocía el funcionamiento del hospital sin pandemia. Pero enfrentar la aparición del COVID-19 ha requerido estudio aparte, capacitaciones y mayor experiencia, porque al pensarnos hace dos meses enfrentando a un paciente COVID en comparación hoy en día, ha cambiado mucho la preparación de los equipos que prestan los servicios de salud”.
Desde la psicología, Gabriela Muñoz ha enfrentado la nueva forma de trabajar desde dos aspectos. Primero, desde su trabajo formal como psicóloga del programa ambulatorio de la Red Sename en Osorno (PIE Ghandi), donde atiende a niños y adolescentes víctimas de vulneraciones graves de derechos. Por otro lado, se une a esta red de voluntariado, donde presta apoyo profesional a distancia mediante intervenciones y contención a través de llamadas telefónicas.
“Esta red busca poder dar primeros auxilios psicológicos a personas que están en una residencia sanitaria, y funciona principalmente con coordinaciones entre nosotros como profesionales. Nos reunimos dos veces al mes, revisamos casos, nivel de avance, nivel de incidencia de las intervenciones, puesto que hay personas que cuando ingresan a las residencias están dentro del todo estables, pero cuando su estadía se prolonga, empiezan a presentar sintomatología relacionada al insomnio, ansiedad, angustia, entre otros. Entonces, ahí se pesquisa la necesidad de brindar un apoyo psicológico a los usuarios, puesto que es importante que, si están en un nivel de sintomatología de riesgo, como intentos de suicidio, por ejemplo, se puedan habilitar redes de salud de manera más expedita”, explica Muñoz sobre su trabajo como voluntaria.
La coordinadora de la Unidad de Vinculación con Egresados (UVE) de la Sede Puerto Montt, Yislen Muñoz, comenta sobre estas experiencias que “la UACh y esta Unidad de Vinculación, comprenden la importancia de generar un vínculo y una estrecha relación con quienes han realizado sus estudios en nuestra institución. Por tanto, se implementan diversas acciones que promuevan este vínculo, fomentando el sentido de pertenencia con el Alma Mater, y destacando los valores y competencias que nuestros profesionales han forjado en el país y en el mundo, como el Sello UACh”.
En ese sentido, para Francisca Soto ejercer actualmente cobra una mayor relevancia. “Es un orgullo ejercer mi profesión en estos tiempos, ya que la fonoaudiología, a pesar de ser una carrera bastante desconocida, es un área muy importante en la rehabilitación de una persona que tiene o pasa por una condición que la deja sin sus capacidades previas a una enfermedad. Rehabilitamos en diferentes sentidos; volver a enseñar a comer, a hablar y comunicarse. Tenemos a personas de edad, jóvenes sin previas patologías pero que, por cosas del destino, una enfermedad los afecta. La rehabilitación es lo más lindo para mí por todas estas razones que implica”.
Para Constanza Ovando, quien desde 2018 se desempeña en el Policlínico de Especialidades del Hospital de Pitrufquén, es importante el compromiso social de los equipos de salud en este nuevo escenario mundial. Al respecto, la profesional expresa que, “creo que en general, ninguno de nosotros estaba preparado realmente para enfrentar una situación sanitaria de este tipo. Si bien existen normas y cursos en la universidad sobre el lavado de manos y los protocolos de atención, en general la formación es básica, y uno nunca piensa que esto se va a utilizar. Acá no esperábamos estar tantos meses atendiendo en estas condiciones, tomar distancia de los usuarios, o romper con ciertas costumbres. Creo que la formación en el área de salud es genérica para todas las carreras, lo cual entrega un conocimiento básico que refuerza con el tiempo y el desarrollo de la profesión”.
En tanto, Gabriela Muñoz enfrenta a pulso este desafío, ya que “desde que salí de la universidad he trabajado en una modalidad presencial, interactuando con la persona. Esta nueva forma ha implicado adecuar las intervenciones, el cómo uno puede desarrollar la contención y los procesos terapéuticos. En general, creo que me he ido adecuando a los procesos y a lo que se solicita, y al menos en mi experiencia, los usuarios con los que he realizado intervenciones han sido receptivos y muestran la flexibilidad necesaria para que esto pueda seguir”, finaliza.